El padre trabajaba en la mina. La madre trabajaba por las casas. El chico andaba por la calle aprendiendo buena conducta. Al filo de la noche los tres juntos alrededor del jarro y de la sopa. El padre en su legítimo derecho, tomaba para sí la mejor parte. La madre daba al chico de lo suyo. El chico lo sorbía y terminaba pidiendo chocolate o mandarinas. El padre le pegaba cuatro gritos (siempre bebía al fin más de la cuenta) y luego echaba pestes del gobierno y luego se acostaba con las botas. El chico se dormía sobre el codo. La madre lo acostaba a pescozones y luego abría el grifo y renegaba, qué vida, Dios, fregando los cacharros, y luego echaba pestes del marido y luego le lavaba la camisa y luego se acostaba como es justo. Muy de mañana al día siguiente el padre bajaba a los pozos, la madre subía a las casas, el chico salía a la calle. Etcétera, etcétera, etcétera. (No sé por qué empecé a contarlo. Es una historia fastidiosa y todos saben cómo acaba.) Ángela Figuera
Tras siempre arder, nunca consumirme;
y tras siempre llorar, nunca acabarme,
tras tanto caminar, nunca cansarme;
y tras siempre vivir, jamás morirme;
después de tanto mal, no arrepentirme;
tras tanto engaño, no desengañarme;
después de tantas penas, no alegrarme;
y tras tanto dolor, nunca reírme;
en tantos laberintos, no perderme,
ni haber, tras tanto olvido, recordado,
¿qué fin alegre puede prometerme?
Antes muerto estaré que escarmentado:
ya no pienso tratar de defenderme,
sino de ser de veras desdichado.
Al poseerse, los amantes dudan.No saben ordenar sus deseos.Se estrechan con violencia,se hacen sufrir, se muerdencon los dientes los labios,se martirizan con caricias y besos.Y ello porque no es puro su placer,porque secretos aguijones los impulsana herir al ser amado, a destruirla causa de su dolorosa pasión.Y es que el amor espera siempreque el mismo objeto que encendió la llamaque lo devora, sea capaz de sofocarla.Pero no es así. No. Cuanto más poseemos,más arde nuestro pecho y más se consume.Los alimentos sólidos, las bebidasque nos permiten seguir vivos,ocupan sitios fijos en nuestro cuerpouna vez ingeridos, y así es fácilapagar el deseo de beber y comer.Pero de un bello rostro, de una piel suave,nada se deposita en nuestro cuerpo, nadallega a entrar en nosotros salvo imágenes,impalpables y vanos simulacros,miserable esperanza que muy pronto se desvanece.Semejantes al hombre que, en sueños,quiere apagar su sed y no encuentraagua para extinguirla, y persiguesimulacros de manantiales y se fatigaen vano y permanece sediento y sufreviendo que el río que parece estara su alcance huye y huye más lejos,así son los amantes juguete en el amorde los simulacros de Venus.No basta la visión del cuerpo deseadopara satisfacerlos, ni siquiera la posesión,pues nunca logran desprender ni un ápicede esas graciosas formas sobre las que discurren,vagabundas y erráticas, sus caricias.Al fin, cuando, los miembros pegados,saborean la flor de su placer,piensan que su pasión será colmada,y estrechan codiciosamente el cuerpode su amante, mezclando aliento y saliva,con los dientes contra su boca, con los ojosinundando sus ojos, y se abrazanuna y mil veces hasta hacerse daño.Pero todo es inútil, vano esfuerzo,porque no pueden robar nada de ese cuerpo
Lucrecio, De rerum natura,(Traducción Luis Alberto de Cuenca)
Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
Ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso,
De mí murmuran y exclaman:
Ahí va la loca soñando
Con la eterna primavera de la vida y de los campos,
Y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
Y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.
Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
Mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
Con la eterna primavera de la vida que se apaga
Y la perenne frescura de los campos y las almas,
Aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
Sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?
A veces
alguien te sonríe tímidamente en un supermercado
alguien te da un pañuelo
alguien te pregunta con pasión qué día es hoy en la
sala de espera del dentista
alguien mira a tu amante o a tu hombre con envidia
alguien oye tu nombre y se pone a llorar
A veces
encuentras en las páginas de un libro una vieja foto
de la persona que amas y eso te da un tremendo
escalofrío
vuelas sobre el Atlántico a más de mil kilómetros
por hora y piensas en sus ojos y en su pelo
estás en una celda mal iluminada y te acuerdas de un
día luminoso
tocas un pie y te enervas como una quinceañera
regalas un sombrero y empiezas a dar gritos.
A veces
una muchacha canta y estás triste y la quieres
un ingeniero agrónomo te saca de quicio
una sirena te hace pensar en un bombero o en un
equilibrista
una muñeca rusa te incita a levantarle las faldas a tu
prima
un
viejo pantalón te hace desear con furia y con
dulzura a tu marido
A veces
explican por la radio una historia ridícula y recuer-
das a un hombre que en vida fue tu amigo
disparan contra ti sin acertar y huyes pensando en
tu mujer y en tu hija
ordenan que hagáis esto o aquello y enseguida te enamoras
de quien no hace ni caso
hablan del tiempo y sueñas en una chica egipcia
apagan las luces de la sala y ya buscas la mano de tu
amigo.
A veces
esperando en un bar a que ella vuelva escribes un
poema en una servilleta de papel muy fino
hablan en catalán y quisieras de gozo o lo que sea
morder a tu vecina
subes una escalera y piensas que sería bonito que el
chico que te gusta te violara antes del cuarto
piso
repican las campanas y amas al campanero o al cura
o a Dios si es que existiera
miras a quien te mira y quisieras tener el poder preciso
para ordenar que en ese mismo instante
La misma calidad que el sol de tu país,saliendo entre las nubes:alegre y delicado matiz en unas hojas,fulgor de un cristal, modulacióndel apagado brillo de la lluvia.La misma calidad que tu ciudad,tu ciudad de cristal innumerableidéntica y distinta, cambiada por el tiempo:calles que desconozco y plaza antiguade pájaros poblada,la plaza en que una noche nos besamos.La misma calidad que tu expresión,al cabo de los años,esta noche al mirarme:la misma calidad que tu expresióny la expresión herida de tus labios.
Amor que tiene calidad de vida,amor sin exigencias de futuro,presente del pasado,amor más poderoso que la vida:perdido y encontrado.Encontrado, perdido...
Una luz vehemente y oscura, de tormenta,flota sobre las cumbres del alto Guadarrama,por donde van las águilas. La tarde baja, lenta,por los senderos verdes, calientes de retama.Entre las piedras brilla la lumbre soñolientadel sol oculto y frío. La luz, de rama en rama,como el vuelo de un pájaro, tras la sombra se ahuyenta.Bruscamente, el silencio crece como una llama.Tengo miedo. Levanto los ojos. Dios azotami corazón. El vaho de la nieve se enfríalo mismo que un recuerdo. Sobre los montes flotala paz, y el alma sueña su propia lejanía.Una luz vehemente desde mi sueño brotahacia el amor. La tarde duerme a mis pies, sombría.
Cuando salgas de viaje para Ítaca,
desea que el camino sea largo,
colmado de aventuras, colmado de experiencias.
A los lestrigones y a los cíclopes,
al irascible Posidón no temas,
pues nunca encuentros tales tendrás en tu camino,
si tu pensamiento se mantiene alto, si una exquisita
emoción te toca cuerpo y alma.
A los lestrigones y a los cíclopes,
al fiero Posidón no encontrarás,
a no ser que los lleves ya en tu alma,
a no ser que tu alma los ponga en pie ante ti.
Desea que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que -¡y con qué alegre placer!-
entres en puertos que ves por vez primera.
Detente en los mercados fenicios
para adquirir sus bellas mercancías,
madreperlas y nácares, ébanos y ámbares,
y voluptuosos perfumes de todas las clases,
todos los voluptuosos perfumes que te sean posibles.
Y vete a muchas ciudades de Egipto
y aprende, aprende de los sabios.
Mantén siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Pero no tengas la menor prisa en tu viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que viejo al fin arribes a la isla,
rico por todas las ganancias de tu viaje,
sin esperar que Ítaca te va a ofrecer riquezas.
Ítaca te ha dado un viaje hermoso.
Sin ella no te habrías puesto en marcha.
Pero no tiene ya más que ofrecerte.
Aunque la encuentres pobre, Ítaca de ti no se ha burlado.
Convertido en tan sabio, y con tanta experiencia,
ya habrás comprendido el significado de las Ítacas.
No salgan de sus cuartos, no cometan errores, ¿para qué los Marlboro, si fumas Ducados? Tras la puerta, la dicha, sus gritos: lo insensato. Salgan para ir al baño y vuelvan de inmediato. No salgan de sus cuartos, no enciendan los motores. Porque afuera el espacio se hace de corredores y en contador acaba. Si toca una juerguista, sobreponte al asombro antes que te desvista. No salgan de sus cuartos. Eviten un resfrío. Estas cuatro paredes… ¿qué mayor desafío? ¿Para qué ir a un lugar y regresar cansado, idéntico, de noche, pero más mutilado? No salgan de sus cuartos. Y bailen bossa nova con zapatos sin medias en mitad de la alcoba (sobre el cuerpo desnudo, un abrigo estrujado). Has escrito mil cartas: una más, demasiado. No salgan de sus cuartos. Permite que el vacío suponga tu apariencia. De incógnito, confío; ergo sum, como forma dentro de la sustancia. Afuera sólo hay té, afuera no está Francia. No sean tontos, no salgan, no imiten a los otros. No salgan de sus cuartos. Clausuren los armarios. Sean pared y sean muebles. Atranquen bien las casas: afuera Cronos, cosmos, eros, virus y razas.
Hoy me hacen feliz las sábanas de la vida.Lavé las sábanas de la cama.Tendí las sábanas y las contemplédar manotazos y alzarse como gaviotas.Cuando estuvieron secas las descolguéy enterré mi cabeza en ellas.Todo el oxígeno del mundo estaba en ellas.Todos los pies de los bebés del mundo estaban en ellas.Todas las ingles de los ángeles del mundo estaban en ellas.Todos los besos mañaneros de Filadelfia estaban en ellas.Todos los juegos a la pata coja en las aceras estaban en ellas.Todos los ponis de trapo estaban en ellas.Así que esto es la felicidad,ese jornalero.
I am happy today with sheets of life. I washed out the bedsheets. I hung out the bedsheets and watched them slap and lift like gulls. When they were dry I unfastened them and buried my head in them. All the oxygen of the world was in them. All the feet of the babies of the world were in them. All the crotches of the angels of the world were in them. All the morning kisses of Philadelphia were in them. All the hopscotch games on the sidewalks were in them. All the ponies made of cloth were in them.
Donde habite el olvido, En los vastos jardines sin aurora Donde yo sólo sea Memoria de una piedra sepultada entre ortigas Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje Al cuerpo que designa en brazos de los siglos, Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible, No esconda como acero En mi pecho su ala, Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya, Sometiendo a otra vida su vida, Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres, Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo; Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo, Disuelto en niebla, ausencia, Ausencia leve como carne de niño.
¿Quién no se ha puesto un día una guerrera de húsares, azul, un quepis negro con un aigret flamante, y las espuelas con que el caballo vals galopa firme dentro de los espejos fugitivos y cual viento de mayo se ha lanzado a la ocasión que pasa, al dulce atisbo de la aventura errante, para luego llorar amargamente sobre el rastro de una estrella fugaz?
Palabras minuciosas, si te acuestas te comunican sus preocupaciones. Los árboles y el viento te argumentan juntos, diciéndote lo irrefutable y hasta es posible que aparezca un grillo que en medio del desvelo de tu noche cante para indicarte tus errores. Si cae un aguacero, va a decirte cosas finas, que punzan y te dejan el alma, ay, como un alfiletero. Sólo abrirte a la música te salva: ella, la necesaria, te remite un poco menos árida a la almohada, suave delfín dispuesto a acompañarte, lejos de agobios y reconvenciones, entre los raros mapas de la noche. Juega a acertar las sílabas precisas que suenen como notas, como gloria, que acepte ella para que te acunen, y suplan los destrozos de los días.
A fuerza de pulir como un diamante espléndidas palabras, sus sentidos, las sombras que la música sugiere, se achica el material y se hace raro, como una ensoñación que desvaría. En mi juego de espejos ya no sé a quién remite cada imagen ni adónde me conducen las oscuras verdades de la estética. Ese polvillo de oro es un producto cruel de la pericia. Como sacar del aire perfección, y el aire nos devuelve su vacío. Carlos Pujol
— Qui aimes-tu le mieux, homme énigmatique, dis ? ton père, ta mère, ta sœur ou ton frère ? — Je n’ai ni père, ni mère, ni sœur, ni frère. — Tes amis ? — Vous vous servez là d’une parole dont le sens m’est resté jusqu’à ce jour inconnu. — Ta patrie ? — J’ignore sous quelle latitude elle est située. — La beauté ? — Je l’aimerais volontiers, déesse et immortelle. — L’or ? — Je le hais comme vous haïssez Dieu. — Eh ! qu’aimes-tu donc, extraordinaire étranger ? — J’aime les nuages… les nuages qui passent… là-bas… là-bas… les merveilleux nuages !
Grown used to New York weather, all too familiar with Smog, You, Her unsullied Sister, I’d quite forgotten and what You bring to British winters: now native knowledge returns.
Sworn foe to festination, daunter of drivers and planes, volants, of course, will cause You, but how delighted I am that You’ve been lured to visit Wiltshire’s witching countryside for a whole week at Christmas, that no one can scurry where my cosmos is contracted to an ancient manor-house and four Selves, joined in friendship, Jimmy, Tania, Sonia, Me.
Outdoors a shapeless silence, for even then birds whose blood is brisk enough to bid them abide here all the year round, like the merle and the mavis, at Your cajoling refrain their jocund interjections, no cock considers a scream, vaguely visible, tree-tops rustle not but stay there, so efficiently condensing Your damp to definite drops.
Indoors specific spaces, cosy, accommodate to reminiscence and reading, crosswords, affinities, fun: refected by a sapid supper and regaled by wine, we sit in a glad circle, each unaware of our own nose but alert to the others, making the most of it, for how soon we must re-enter, when lenient days are done, the world of the work and money and minding our p’s and q’s.
No summer sun will ever dismantle the global gloom cast by the Daily Papers, vomiting in slip-shod prose the facts of filth and violence that we’re too dumb to present: our earth’s a sorry spot, but for this special interim, so restful yet so festive, Thank You, Thank You, Thank You, Fog
Y no tendrá dominio la muerte Y no tendrá dominio la muerte. Los desnudos muertos se confundirán con el hombre del viento y la luna del Oeste; ya roídos sus huesos y desaparecidos, aún tendrán estrellas en sus manos y a sus pies; aunque enloquezcan cuerdos serán, aunque se hundan en el mar volverán a subir; aunque se pierdan los amantes no se perderá el amor; y no tendrá dominio la muerte.
Y no tendrá dominio la muerte. Largamente, bajo los remolinos del mar yacerán, pero no morirán con pavor; torcidos en el potro, los tendones rasgados, atados a la rueda, no se romperán; en sus manos la fe se partirá en dos, y el unicornio del mal los traspasará; hendidas sus entrañas, no se quebrarán, y no tendrá dominio la muerte.
Y no tendrá dominio la muerte. Ya nunca en sus oídos gritarán las gaviotas, ni el rompiente clamor de las olas; donde una flor se abrió, nunca más una flor alzará su cabeza al soplo de la lluvia; aunque locos y muertos como clavos, martillos serán: en las flores surgirán sus cabezas, abiertas en la luz hasta que el sol se caiga; y no tendrá dominio la muerte. Dylan Thomas ( Traducción José Ángel Valente)
And death shall have no dominion. Dead man naked they shall be one With the man in the wind and the west moon; When their bones are picked clean and the clean bones gone, They shall have stars at elbow and foot; Though they go mad they shall be sane, Though they sink through the sea they shall rise again; Though lovers be lost love shall not; And death shall have no dominion.
And death shall have no dominion. Under the windings of the sea They lying long shall not die windily; Twisting on racks when sinews give way, Strapped to a wheel, yet they shall not break; Faith in their hands shall snap in two, And the unicorn evils run them through; Split all ends up they shan't crack; And death shall have no dominion.
And death shall have no dominion. No more may gulls cry at their ears Or waves break loud on the seashores; Where blew a flower may a flower no more Lift its head to the blows of the rain; Though they be mad and dead as nails, Heads of the characters hammer through daisies; Break in the sun till the sun breaks down, And death shall have no dominion.