Este blog

jueves, 14 de mayo de 2020

LA POESÍA, SEÑOR HIDALGO (LVIII)

A MIS VIEJOS AMIGOS

¿Os acordáis- jamás podremos olvidarlo-
de qué manera en las tortuosas dudas
de nuestra juventud, áspero siempre el clima
en la ciudad ceñuda, nos entristecíamos
con miedo, escalofríos y sollozos?
El viento del invierno regolfaba,
asaetaba la lluvia, y en la nieve había
un extraño silencio que era paz;
la morosa mañana, el día lívido,
la noche, el torvo hechizo de la ciudad nocturna...
¿Os acordáis? ¡Si fuera posible que olvidásemos!

Como el febril enfermo que oye toda la noche
el viento cómo canta, para escuchar al fin
la voz tan esperada de algún gallo
que en las horas más negras que preceden al alba
cantan súbitamente: este desea el día.
Tal es en las tinieblas juveniles
este gallo que canta la esperanza.
Así con ansiedad nosotros esperábamos.
Y mientras que quiméricos, agolpados entonces
delante del palacio de la vida,
dentro, dulce al oído, aquella música
crecía y decrecía, y por la brecha
de puertas giratorias,¡qué sueños de esplendor
nos cegaban y luego nos huían!

Después he peleado y me he alegrado
por goces de la casa de la vida,
he entrado en ella, he visto el santuario.
Pero cuando la lámpara de mis ojos mortales
parpadee llegando a su final,
y la voz del amor no signifique
ya casi nada a mis oídos sordos,
¿qué ruido oiré entonces sino el grito
antiguo de aquel viento que sacude
la inclemente ciudad?¿Qué volverá hacia mí
sino la imagen hueca de ser joven,
con un ruido de pasos y la voz
que fue mía expresando descontento,
arrebato y también desesperanza?
Como en la oscuridad una maravillosa
lámpara ofrece rápidas imágenes
que brillan y se esfuman y perecen,
y la noche resurge...eso será tan solo
lo que recordaré, para olvidarlo todo.

Robert Louis Stevenson (Traducción Carlos Pujol)


TO MY OLD FAMILIARS

Do you remember -- can we e'er forget? --
How, in the coiled-perplexities of youth,
In our wild climate, in our scowling town,
We gloomed and shivered, sorrowed, sobbed and feared?
The belching winter wind, the missile rain,
The rare and welcome silence of the snows,
The laggard morn, the haggard day, the night,
The grimy spell of the nocturnal town,
Do you remember? -- Ah, could one forget!

As when the fevered sick that all night long
Listed the wind intone, and hear at last
The ever-welcome voice of chanticleer
Sing in the bitter hour before the dawn, --
With sudden ardour, these desire the day:
So sang in the gloom of youth the bird of hope;
So we, exulting, hearkened and desired.
For lo! as in the palace porch of life
We huddled with chimeras, from within --
How sweet to hear! -- the music swelled and fell,
And through the breach of the revolving doors
What dreams of splendour blinded us and fled!

I have since then contended and rejoiced;
Amid the glories of the house of life
Profoundly entered, and the shrine beheld:
Yet when the lamp from my expiring eyes
Shall dwindle and recede, the voice of love
Fall insignificant on my closing ears,
What sound shall come but the old cry of the wind
In our inclement city? what return
But the image of the emptiness of youth,
Filled with the sound of footsteps and that voice
Of discontent and rapture and despair?
So, as in darkness, from the magic lamp,
The momentary pictures gleam and fade
And perish, and the night resurges -- these
Shall I remember, and then all forget.





No hay comentarios:

Publicar un comentario