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sábado, 16 de mayo de 2020

LA POESÍA, SEÑOR HIDALGO (XL)

COPLAS A LA MUERTE DE SU PADRE

                  

                     XVI            


¿Qué se hizo el Rey Don Juan?
Los Infantes de Aragón
¿qué se hicieron?
¿Qué fue de tanto galán,
qué de tanta invención
que trajeron?
¿Fueron sino devaneos,
qué fueron sino verduras
de las eras,
las justas y los torneos,
paramentos, bordaduras
y cimeras?
                    XVII
¿Qué se hicieron las damas,
sus tocados y vestidos,
sus olores?
¿Qué se hicieron las llamas
de los fuegos encendidos
de amadores?
¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas
que tañían?
¿Qué se hizo aquel danzar,
aquellas ropas chapadas
que traían?





viernes, 15 de mayo de 2020

LA POESÍA, SEÑOR HIDALGO (LIX)

SE QUERÍAN

Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.

Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.




jueves, 14 de mayo de 2020

LA POESÍA, SEÑOR HIDALGO (LVIII)

A MIS VIEJOS AMIGOS

¿Os acordáis- jamás podremos olvidarlo-
de qué manera en las tortuosas dudas
de nuestra juventud, áspero siempre el clima
en la ciudad ceñuda, nos entristecíamos
con miedo, escalofríos y sollozos?
El viento del invierno regolfaba,
asaetaba la lluvia, y en la nieve había
un extraño silencio que era paz;
la morosa mañana, el día lívido,
la noche, el torvo hechizo de la ciudad nocturna...
¿Os acordáis? ¡Si fuera posible que olvidásemos!

Como el febril enfermo que oye toda la noche
el viento cómo canta, para escuchar al fin
la voz tan esperada de algún gallo
que en las horas más negras que preceden al alba
cantan súbitamente: este desea el día.
Tal es en las tinieblas juveniles
este gallo que canta la esperanza.
Así con ansiedad nosotros esperábamos.
Y mientras que quiméricos, agolpados entonces
delante del palacio de la vida,
dentro, dulce al oído, aquella música
crecía y decrecía, y por la brecha
de puertas giratorias,¡qué sueños de esplendor
nos cegaban y luego nos huían!

Después he peleado y me he alegrado
por goces de la casa de la vida,
he entrado en ella, he visto el santuario.
Pero cuando la lámpara de mis ojos mortales
parpadee llegando a su final,
y la voz del amor no signifique
ya casi nada a mis oídos sordos,
¿qué ruido oiré entonces sino el grito
antiguo de aquel viento que sacude
la inclemente ciudad?¿Qué volverá hacia mí
sino la imagen hueca de ser joven,
con un ruido de pasos y la voz
que fue mía expresando descontento,
arrebato y también desesperanza?
Como en la oscuridad una maravillosa
lámpara ofrece rápidas imágenes
que brillan y se esfuman y perecen,
y la noche resurge...eso será tan solo
lo que recordaré, para olvidarlo todo.

Robert Louis Stevenson (Traducción Carlos Pujol)


TO MY OLD FAMILIARS

Do you remember -- can we e'er forget? --
How, in the coiled-perplexities of youth,
In our wild climate, in our scowling town,
We gloomed and shivered, sorrowed, sobbed and feared?
The belching winter wind, the missile rain,
The rare and welcome silence of the snows,
The laggard morn, the haggard day, the night,
The grimy spell of the nocturnal town,
Do you remember? -- Ah, could one forget!

As when the fevered sick that all night long
Listed the wind intone, and hear at last
The ever-welcome voice of chanticleer
Sing in the bitter hour before the dawn, --
With sudden ardour, these desire the day:
So sang in the gloom of youth the bird of hope;
So we, exulting, hearkened and desired.
For lo! as in the palace porch of life
We huddled with chimeras, from within --
How sweet to hear! -- the music swelled and fell,
And through the breach of the revolving doors
What dreams of splendour blinded us and fled!

I have since then contended and rejoiced;
Amid the glories of the house of life
Profoundly entered, and the shrine beheld:
Yet when the lamp from my expiring eyes
Shall dwindle and recede, the voice of love
Fall insignificant on my closing ears,
What sound shall come but the old cry of the wind
In our inclement city? what return
But the image of the emptiness of youth,
Filled with the sound of footsteps and that voice
Of discontent and rapture and despair?
So, as in darkness, from the magic lamp,
The momentary pictures gleam and fade
And perish, and the night resurges -- these
Shall I remember, and then all forget.





miércoles, 13 de mayo de 2020

LA POESÍA,SEÑOR HIDALGO (LVII)

            BLIND PEW

      Lejos del mar y de la hermosa guerra,
     que así el amor lo que ha perdido alaba,
     el bucanero ciego fatigaba
     los terrosos caminos de Inglaterra.

     Ladrado por los perros de las granjas,
     pifia de los muchachos del poblado,
     dormía un achacoso y agrietado
     sueño en el negro polvo de las zanjas.

     Sabía que en remotas playas de oro
     era suyo un recóndito tesoro
     y esto aliviaba su contraria suerte;

     a ti también, en otras playas de oro,
     te aguarda incorruptible tu tesoro:
     la vasta y vaga y necesaria muerte.

                                         Jorge Luis Borges


Cuento de Jorge Luis Borges: La Biblioteca de Babel

martes, 12 de mayo de 2020

LA POESÍA, SEÑOR HIDALGO (LVI)

ECOS

¿Qué tiene ese verso, madre,
que de ternura me llena,
que no lo puedo decir
sin que el corazón me duela...?

¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera!

¿Qué tienen, madre, qué tienen
estas palabras que suenan
tan adentro de mi pecho,
y tan lejos y tan cerca...?

¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera!

¿Qué dicen, sin decir nada...?
Sin contar nada, ¿qué cuentan?
De estas palabras sencillas
¿qué puso Antonio en las letras?

¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera!

Cuando en mis labios las tomo
y hasta mis oídos llegan...
¿por qué lloro sin consuelo?
y ¿por qué lloro sin pena?

¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera!


Nacimiento de Manuel Machado - La Gata Negra de bigotes blancos

lunes, 11 de mayo de 2020

LA POESÍA, SEÑOR HIDALGO (LV)


CÓMO DECIR


Locura –
locura de –
de –
cómo decir –
locura de lo –
...
 desde –
locura desde lo –
dado –
locura dado lo de –
visto –
locura visto lo –
lo –
cómo decir –
esto –
este esto –
esto de aquí –
todo este esto de aquí –
locura dado todo lo –
visto –
locura visto todo este esto de aquí de –
de –
cómo decir –
ver –
entrever –
creer entrever –
querer creer entrever –
locura de querer creer entrever qué –
qué –
cómo decir –
y dónde –
de querer creer entrever qué dónde –
dónde –
cómo decir –
allá –
allá lejos –
lejos –
lejos allá allá lejos –
apenas –
lejos allá allá lejos apenas qué –
qué –
cómo decir –
visto todo esto –
todo esto esto de aquí –
locura de ver qué –
entrever –
creer entrever –
querer creer entrever –
lejos allá allá abajo apenas qué –
locura de querer creer entrever en ello qué –
qué –
cómo decir –
cómo decir


Samuel Beckett ( Traducción de Jenaro Talens)



WHAT IS THE WORD


Folly –
folly for to –
for to –
what is the word –
folly from this –
all this –
folly from all this –
given –
folly given all this –
seeing –
folly seeing all this –
this –
what is the word –
this this –
this this here –
all this this here –
folly given all this –
seeing –
folly seeing all this this here –
for to –
what is the word –
see –
glimpse –
seem to glimpse –
need to seem to glimpse –
folly for to need to seem to glimpse –
what –
what is the word –
and where –
folly for to need to seem to glimpse what where –
where –
what is the word –
there –
over there –
away over there –
afar –
afar away over there –
afaint –
afaint afar away over there what –
what –
what is the word –
seeing all this –
all this this –
all this this here –
folly for to see what –
glimpse –
seem to glimpse –
need to seem to glimpse –
afaint afar away over there what –
folly for to need to seem to glimpse afaint afar away over there what –
what –
what is the word –


what is the word.

COMMENT DIRE


Folie —
folie que de —
que de —
comment dire —
folie que de ce —
depuis —
folie depuis ce —
donné —
folie donné ce que de —
vu —
folie vu ce —
ce —
comment dire —
ceci —
ce ceci —
ceci-ci —
tout ce ceci-ci —
folie donné tout ce —
vu —
folie vu tout ce ceci-ci que de —
que de —
comment dire —
voir —
entrevoir —
croire entrevoir —
vouloir croire entrevoir —
folie que de vouloir croire entrevoir quoi —
quoi —
comment dire —
et où —
que de vouloir croire entrevoir quoi où —
où —
comment dire —
là —
là-bas —
loin —
loin là là-bas —
à peine —
loin là là-bas à peine quoi —
quoi —
comment dire —
vu tout ceci —
tout ce ceci-ci —
folie que de voir quoi —
entrevoir —
croire entrevoir —
vouloir croire entrevoir —
loin là là-bas à peine quoi —
folie que d’y vouloir croire entrevoir quoi —
quoi —
comment dire —
comment dire


Recordando a Beckett, pero esperando a Godot

domingo, 10 de mayo de 2020

LA POESÍA, SEÑOR HIDALGO (LIV)

El golpe sordo y cauteloso
del fruto que del árbol se desgaja
en medio del continuo canturreo
del bosque en su profunda calma.

Ôsip Mandelstam (Traducción Aquilino Duque)






sábado, 9 de mayo de 2020

LA POESÍA, SEÑOR HIDALGO (LIII)

PLAYA


Dejé la heroína y volví a mi pueblo y empecé con el tratamiento de metadona que me suministraban en el ambulatorio y poca cosa más tenía que hacer salvo levantarme cada mañana y ver la tele y tratar de dormir por la noche, pero no podía, algo me impedía cerrar los ojos y descansar, y ésa era mi rutina, hasta que un día ya no pude más y me compré un trajebaño negro en una tienda del centro del pueblo y me fui a la playa, con el trajebaño puesto y una toalla y una revista, y puse mi toalla no demasiado cerca del agua y luego me estiré y estuve un rato pensando si darme un baño o no dármelo, se me ocurrían muchas razones para hacerlo, pero también se me ocurrían algunas razones para no hacerlo (los niños que se bañaban en la orilla, por ejemplo), así que al final se me pasó el tiempo y volví a casa, y a la mañana siguiente compré una crema de protección solar y me fui a la playa otra vez, y a eso de las 12 me marché al ambulatorio y me tomé mi dosis de metadona y saludé a algunas caras conocidas, ningún amigo o amiga, sólo caras conocidas de la cola de la metadona que se extrañaron de verme en trajebaño, pero yo como si nada, y luego volví caminando a la playa y esta vez me di el primer chapuzón e intenté nadar, aunque no pude, pero eso ya fue suficiente para mí, y al día siguiente volví a la playa y me volví a untar el cuerpo con protección solar y luego me quedé dormido sobre la arena, y cuando desperté me sentía muy descansado, y no me había quemado la espalda ni nada de nada, y así pasó una semana o tal vez dos semanas, no lo recuerdo, lo único cierto es que cada día yo estaba más moreno y aunque no hablaba con nadie cada día me sentía mejor, o diferente, que no es lo mismo pero que en mi caso se le parecía, y un día apareció en la playa una pareja de viejos, de eso me acuerdo con claridad, se veía que llevaban mucho tiempo juntos, ella era gorda, o rellenita, y debía de andar por los 70 años aproximadamente, y él era flaco, o más que flaco, un esqueleto que caminaba, yo creo que eso fue lo que me llamó la atención, porque por regla general apenas me fijaba en la gente que iba a la playa, pero en éstos me fijé y la causa fue la delgadez del tipo, lo vi y me asusté, coño, es la muerte que viene a por mí, pensé, pero no venía a por mí, sólo era un matrimonio viejo, él de unos 75 y ella de unos 70, o al revés, y ella parecía gozar de buena salud, y él hacía pinta de que iba a palmarla en cualquier momento o de que ése era su último verano, al principio, pasado el primer susto, me costó alejar mi mirada de la cara del viejo, de su calavera apenas recubierta por una delgada capa de piel, pero luego me acostumbré a mirarlos con disimulo, tirado en la arena, bocabajo, con la cara cubierta por los brazos, o desde el paseo, sentado en un banco frente a la playa, mientras fingía que me quitaba la arena del cuerpo, y me acuerdo que la vieja siempre llegaba a la playa con un parasol bajo cuya sombra se metía presurosa, sin bañador, aunque a veces la vi con bañador, pero más usualmente con un vestido de verano, muy amplio, que la hacía parecer menos gorda de lo que era, y bajo el parasol la vieja se pasaba las horas leyendo, llevaba un libro muy grueso, mientras el esqueleto que era su marido se tiraba sobre la arena, vestido únicamente con un trajebaño diminuto, casi un tanga, y absorbía el sol con una voracidad que a mí me traía recuerdos lejanos, de yonquis disfrutando inmóviles, de yonquis concentrados en lo que hacían, en lo único que podían hacer, y entonces a mí me dolía la cabeza y me iba de la playa, comía en el Paseo Marítimo, una tapa de anchoas y una cerveza, y después me ponía a fumar y a mirar la playa a través de los ventanales del bar, y luego volvía y allí seguía el viejo y la vieja, ella debajo de la sombrilla, él expuesto a los rayos del sol, y entonces, de manera irreflexiva, a mí me daban ganas de llorar y me metía en el agua y nadaba, y cuando ya me había alejado bastante de la orilla miraba el sol y me parecía extraño que estuviera allí, esa cosa grande y tan distinta de nosotros, y luego me ponía a nadar hasta la orilla (en dos ocasiones estuve a punto de ahogarme) y cuando llegaba me dejaba caer junto a mi toalla y me quedaba mucho rato respirando con dificultad, pero siempre mirando hacia donde estaban los viejos, y luego tal vez me quedaba dormido tirado en la arena, y cuando me despertaba la playa ya empezaba a desocuparse, pero los viejos seguían allí, ella con su novela bajo la sombrilla y él bocarriba, en la zona sin sombra, con los ojos cerrados y una expresión rara en su calavera, como si sintiera cada segundo que pasaba y lo disfrutara, aunque los rayos del sol fueran débiles, aunque el sol ya estuviera al otro lado de los edificios de la primera línea de mar, al otro lado de las colinas, pero eso a él parecía no importarle, y entonces, en el momento de despertarme yo lo miraba y miraba el sol, y a veces sentía en la espalda un ligero dolor, como si aquella tarde me hubiera quemado más de la cuenta, y luego los miraba a ellos y luego me levantaba, me ponía la toalla como capa y me iba a sentar en uno de los bancos del Paseo Marítimo, en donde fingía quitarme la arena que no tenía de las piernas, y desde allí, desde esa altura, la visión de la pareja era distinta, me decía a mí mismo que tal vez él no estuviera a punto de morir, me decía a mí mismo que el tiempo tal vez no existía tal como yo creía que existía, reflexionaba sobre el tiempo mientras la lejanía del sol alargaba las sombras de los edificios, y luego me iba a casa y me daba una ducha y miraba mi espalda roja, una espalda que no parecía mía sino de otro tipo, un tipo al que aún tardaría muchos años en conocer, y luego encendía la tele y veía programas que no entendía en absoluto, hasta que me quedaba dormido en el sillón, y al día siguiente vuelta a lo mismo, la playa, el ambulatorio, otra vez la playa, los viejos, una rutina que a veces interrumpía la aparición de otros seres que aparecían en la playa, una mujer, por ejemplo, que siempre estaba de pie, que jamás se recostaba en la arena, que iba vestida con la parte de abajo de un bikini y con una camiseta azul, y que cuando entraba en el mar sólo se mojaba hasta las rodillas, y que leía un libro, como la vieja, pero estaba mujer lo leía de pie, y a veces se agachaba, aunque de una manera muy rara, y cogía una botella de pepsi de litro y medio y bebía, de pie, claro, y luego dejaba la botella sobre la toalla, que no sé para qué la había traído si no se tendía nunca sobre ella y tampoco se metía en el agua, y a veces esta mujer me daba miedo, me parecía excesivamente rara, pero la mayoría de las veces sólo me daba pena, y también vi otras cosas extrañas, en la playa siempre pasan cosas así, tal vez porque es el único sitio en donde todos estamos medio desnudos, pero que no tenían demasiada importancia, una vez creí ver a un ex yonqui como yo, mientras caminaba por la orilla, sentado en un montículo de arena con un niño de meses sobre las piernas, y otra vez vi a unas chicas rusas, tres chicas rusas, que probablemente eran putas y que hablaban, las tres, por un teléfono móvil y se reían, pero la verdad es que lo que más me interesaba era la pareja de viejos, en parte porque tenía la impresión de que el viejo se iba a morir en cualquier instante, y cuando pensaba esto, o cuando me daba cuenta de que estaba pensando esto, el resultado era que se me ocurrían ideas disparatadas, como que tras la muerte del viejo iba a ocurrir un maremoto, el pueblo destruido por una ola gigantesca, o como que iba a ponerse a temblar, un terremoto de gran magnitud que haría desaparecer el pueblo entero en medio de una ola de polvo, y cuando pensaba lo que acabo de decir ocultaba la cabeza entre las manos y me ponía a llorar, y mientras lloraba soñaba (o imaginaba) que era de noche, digamos las tres de la mañana, y que yo salía de mi casa y me iba a la playa, y en la playa encontraba al viejo tendido sobre la arena, y en el cielo, junto a las otras estrellas, pero más cerca de la Tierra que las otras estrellas, brillaba un sol negro, un enorme sol negro y silencioso, y yo bajaba a la playa y me tendía también sobre la arena, las dos únicas personas en la playa éramos el viejo y yo, y cuando volvía a abrir los ojos me daba cuenta de que las putas rusas y la chica que siempre estaba de pie y el ex yonqui con el niño en brazos me contemplaban con curiosidad, preguntándose acaso quién podía ser aquel tipo tan raro, el tipo que tenía los hombros y la espalda quemados, y hasta la vieja me observaba desde la frescura de su sombrilla, interrumpida la lectura de su libro interminable por unos segundos, preguntándose tal vez quién era aquel joven que lloraba en silencio, un joven de 35 años que no tenía nada, pero que estaba recobrando la voluntad y el valor y que sabía que aún iba a vivir un tiempo más.



El archivo de Roberto Bolaño contiene dos novelas inéditas

viernes, 8 de mayo de 2020

LA POESÍA, SEÑOR HIDALGO (LII)

LA BALADA DE LOS AHORCADOS


Hermanos hombres que nos sobrevivís,
No seáis duros de corazón con nosotros,
Pues, si de estos pobres compasión sentís,
Dios la tendrá más pronto de vosotros,
Nos veis aquí colgados, cinco, seis:
En cuanto a la carne que harto hemos nutrido,
Hace tiempo que devorada está y podrida,
Mientras los huesos se harán ceniza y polvo.
Así, de nuestro mal nadie se ría;
¡Mas pedid a Dios que a todos nos absuelva!

Si a vos clamamos, hermanos, no debéis
Despreciarnos, aunque fuimos ejecutados
Por la justicia. No obstante bien sabéis
Que no todos los hombres son sensatos.
Disculpadnos, ya que estamos difuntos,
Ante el Hijo de la Virgen María,
Que su gracia para nosotros no se agote,
Y que del rayo infernal nos preserve.
Estamos muertos, alma no nos agita,
¡Mas pedid a Dios que a todos nos absuelva!

La lluvia nos ha vaciado y lavado,
Y el sol resecado y ennegrecido;
Urracas, cuervos, nos han vaciado los ojos
Y arrancado la barba y las cejas.
Jamás un instante permanecemos quietos;
De acá para allá, según varía el viento,
De continuo, a su antojo, nos sacude,
Más picoteados de aves que un dedal.
No seáis, pues, de nuestra cofradía,
¡Mas pedid a Dios que a todos nos absuelva!

Príncipe Jesús, que reinas sobre todos,
No permitas que vayamos al infierno:
Allí ya nada podemos hacer ni saldar.
Hombres, en esto no cabe burla alguna;
¡Mas pedid a Dios que a todos nos absuelva!

François Villon (Traducción de Gonzalo Suárez Gómez)

BALLADE DES PENDUS


Frères humains, qui après nous vivez,
N'ayez les cœurs contre nous endurcis,
Car, si pitié de nous pauvres avez,
Dieu en aura plus tôt de vous mercis.
Vous nous voyez ci attachés, cinq, six:
Quant à la chair, que trop avons nourrie,
Elle est piéça dévorée et pourrie,
Et nous, les os, devenons cendre et poudre.
De notre mal personne ne s'en rie;
Mais priez Dieu que tous nous veuille absoudre!

Si frères vous clamons, pas n'en devez
Avoir dédain, quoique fûmes occis
Par justice. Toutefois, vous savez
Que tous hommes n'ont pas bon sens rassis.
Excusez-nous, puisque sommes transis,
Envers le fils de la Vierge Marie,
Que sa grâce ne soit pour nous tarie,
Nous préservant de l'infernale foudre.
Nous sommes morts, âme ne nous harie,
Mais priez Dieu que tous nous veuille absoudre!

La pluie nous a débués et lavés,
Et le soleil desséchés et noircis.
Pies, corbeaux nous ont les yeux cavés,
Et arraché la barbe et les sourcils.
Jamais nul temps nous ne sommes assis
Puis çà, puis là, comme le vent varie,
A son plaisir sans cesser nous charrie,
Plus becquetés d'oiseaux que dés à coudre.
Ne soyez donc de notre confrérie;
Mais priez Dieu que tous nous veuille absoudre!

Prince Jésus, qui sur tous a maistrie,
Garde qu'Enfer n'ait de nous seigneurie:
A lui n'ayons que faire ne que soudre.
Hommes, ici n'a point de moquerie;
Mais priez Dieu que tous nous veuille absoudre!

François Villon - Wikipedia, la enciclopedia libre

jueves, 7 de mayo de 2020

LA POESÍA, SEÑOR HIDALGO (LI)

LA COMPAÑERA DEL CESTERO
Yo te amaba. Amaba tu rostro de manantial abarrancado por la tormenta y la cifra de tu dominio que cercaba mi beso. Hay quien se confía a una imaginación redonda. A mí me basta ir. He traído de la desesperación un cestillo tan pequeño, amor mío, que ha sido posible trenzarlo con mimbre.

René Char  (Traducción Jorge Riechmann)


LA COMPAGNE DU VANNIER

J t'aimais. J'aimais ton visage de source raviné par l'orage et le chiffre de ton domaine enserrant mon baiser. Certains se confient à une imagination toute ronde. Aller me suffit. J'ai rapporté du désespoir un panier si petit, mon amour, qu'on a pu tresser en osier.

RENÉ CHAR, poeta (1907-1988) — Educación y adiestramiento canino ...

miércoles, 6 de mayo de 2020

LA POESÍA, SEÑOR HIDALGO (L)

CUATRO INVITACIONES A UN HOMBRE LLEGADAS DESDE DISTINTOS SITIOS EN TIEMPOS DISTINTOS

1
Esta es tu casa.
Puedes poner aquí tus cosas.
Coloca los muebles a tu gusto.
Pide lo que necesites.
Ahí está la llave.
 Quédate aquí.

2
Este es nuestro cuarto.
Para ti tenemos otro con una cama.
Puedes echarnos una mano en el campo.
Siempre habrá un plato para ti.
Quédate con nosotros.

3
Puedes dormir en este sitio.
La cama está limpia,
sólo ha dormido un hombre en ella.
Si eres un poco delicado,
enjuaga la cuchara de estaño en ese barreño
y te saldrá limpia.
Quédate con nosotros.

4
Este es el cuarto.
Date prisa; si quieres, puedes quedarte
toda la noche, pero se paga aparte.
Yo no te molestaré
y, además, no estoy enferma.
Aquí estás tan a salvo como en cualquier otro sitio.
Puedes quedarte aquí, por lo tanto.

Bertold Brecht (Versión Jesús López Pacheco)

Bertolt Brecht: Para los de arriba – Trianarts

martes, 5 de mayo de 2020

LA POESÍA, SEÑOR HIDALGO (XLIX)

FOTO FIJA: POLINYÀ DEL XÚQUER,1961

En el recinto de la noche,
                                        allí
donde la eternidad sin fondo sobrevuela, escucho
voces; son ecos cuyo resplandor
remueve los rescoldos de la adolescencia.
                                                                  Algunos
viejos, sentados en la plaza, a las 
puertas abiertas del casino,
bajo el relente, me señalan, "¿no és
fill del teu fill major,
que s'en va anar de mùsic a Granada?
Té la mateixa cara de son pare".
                                                   La difusa luz
de la farola tiembla y no ilumina 
casi, aunque puedo ver
la escena en sombras (el sopor de agosto,
el penetrante aroma del naranjo)
y un anciano, seco y enjuto, al fondo,
su rigidez, como de esparto, con
los ojos tristes y asintiendo, mudo;
sus leves gestos de cabeza.
                                           ¿Qué
vienes a hacer aquí, tras tantos años
de reposar entre los muertos,
a las afueras de mi biografía,
junto al jazmín y el azahar
que coronaban mi horizonte?
Ya no soy soñador,
sino usuario de los sueños, tus
sueños, que intuyo, aunque sin la certeza
que hoy le da forma a mi heredad: un rostro
algo cansado donde el sol se pone
quizá sin fuerza ni fulgor, con la 
tenacidad de un alba que jamás termina.
¿Vuestros rasgos en mí? Siempre lo supe.
Me acompañan. En ellos sobrevive
el fruto cierto y su sazón, y os miro:
tengo la misma cara. Es un honor.




lunes, 4 de mayo de 2020

LA POESÍA, SEÑOR HIDALGO (XLVIII)


He dejado las puertas entornadas
tras el suicidio. Sé que vienes, llegas
por la cal del pasillo con la luna
y es hermoso el verano que escogiste.
Suave como antes, silenciosa
sombra que fuiste siempre entre mis brazos,
llegas ahora. El lecho está ocupado
y, yacente, te tiendes, hierba helada
creciendo, seto oscuro entre las sábanas,
separando el amor y su fatiga.
¿Para que vuelves, blanca sobredosis?
Impalpable te beso en otros labios,
en la fruta que aceda la memoria
y en el trigo de un pecho que no es tuyo,
pero tuya es la hoz que siega el día.
Como a tu casa vienes y es tedioso
y amargo el encontrarte. Ya no vuelvas.
Echa el cerrojo cuando al fin te vayas:
el mastín ladra largo a los espectros.

Pablo García Baena
Narciso, un poema de Pablo García Baena (España, 1923-2018)


domingo, 3 de mayo de 2020

LA POESÍA, SEÑOR HIDALGO (XLVII)

DON ANTONIO MACHADO TACHA EN SU AGENDA UN NÚMERO DE TELÉFONO.

Borra de tu memoria
este número de teléfono.
2-6-8-1-4-5-6.
Táchalo en tu agenda.
Si ahora marcaras este número que no puede escucharte,
nadie respondería. Este número sordomudo:
2-6-8-1-4-5-6.
Borra, olvídalo, tacha este número muerto:
es uno más, aunque fue único.

Las hojas de tu agenda tienen más tachaduras
que números y nombres.
Ya quedan menos a los que llamar;
apenas quedan números y nombres que te hablen
o que te escuchen: 2-6-8-1-4-5-6.
Haz todo lo que puedas para que se disuelva en tu memoria:
destrúyelo, trastuécalo:
8-6-2-4-1-5-4,
rómpele el ritmo que le correspondía:
4-5-2-6-1-8-4,
ya no lo necesitas,
no necesitas esos números, esos nombres o sombras.
2-6-8-1-4-5-6:
«¿Está Leonor?»
Y suponiendo que alguien te responda,
será otra voz la que responderá.
Baraja el número, confúndelo, desordénalo.
Así: 1-4-2-5-6-8.
«¿Está Guiomar?»
Baraja números y nombres, barájalos,
sobre todo los nombres:
«¿Está Guionor?» «¿Está Leomar?»
                                     Silencio.
Olvida, tacha, borra, desvanece
esos nombres y números,
no intentes modelar la niebla.
resígnate a que el viento la disperse.

¡Colinas plateadas...!

José Hierro


Los herederos de José Hierro donan a la Biblioteca Nacional el ...

sábado, 2 de mayo de 2020

LA POESÍA, SEÑOR HIDALGO (XLVI)


LA HISTORIA DE AMOR


Lo vimos venir desde siempre,
luego ya estaba aquí, en línea
con el paseo de aquel día. Para entonces, éramos nosotros
los que habíamos desaparecido, en el túnel de un libro.

Despertando en la madrugada, nos unimos al flujo
de las noticias de mañana. ¿Por qué no? A diferencia
de algunos otros, no tenemos nada que pedir
o que tomar prestado. No somos sino piezas de sólida geometría:

cilindros o romboides. Cierta satisfacción
nos ha sido otorgada. Sí, claro, siempre volvemos
a por más... Es parte del aspecto "humano"
del desfile. Y existen regiones más oscuras

perfiladas, que habría que explorar alguna vez.
Por ahora nos basta con que el día se haya acabado.
Trajo su carga de frescura, la dejó caer
y se marchó. En cuanto a nosotros, seguimos aquí, ¿no es cierto? 

John Ashbery  (Versión de Jordi Doce)


LOVE INTEREST


We could see it coming from forever,
then it was simply here, parallel
to the day’s walking. By then it was we
who had disappeared, into the tunnel of a book.

Rising late at night, we join the current
of tomorrow’s news. Why not? Unlike
some others, we haven’t anything to ask for
or borrow. We’re just pieces of solid geometry:

cylinders or rhomboids. A certain satisfaction
has been granted us. Sure, we keep coming back
for more—that’s part of the “human” aspect
of the parade. And there are darker regions

penciled in, that we should explore some time.
For now it’s enough that this day is over.
It brought its load of freshness, dropped it off
and left. As for us, we’re still here, aren’t we?

✓6 poemas de John Ashbery


viernes, 1 de mayo de 2020

LA POESÍA, SEÑOR HIDALGO (XLV)

SALUDO


Nada, esta espuma, virgen es
el verso que sólo a la copa
designa. Así lejos, en tropa,
sirenas húndense al revés.

Navegamos. Mi sitio es,
oh diversos amigos, la popa
y es el vuestro la proa que copa
rayos e inviernos. Embriaguez

gozosa ahora me convida
(su cabeceo no intimida)
a hacer de pie el saludo mío,

soledad, estrella, arrecife,
a cuanto valga en este esquife
de nuestra vela el blanco brío.

Stéphane Mallarmé ( Traducción Salvador Elizondo)

SALUT


Rien, cette écume, vierge vers
A ne désigner que la coupe;
Telle loin se noie une troupe
De sirènes mainte à l’envers.

Nous naviguons, ô mes divers
Amis, moi déjà sur la poupe
Vous l’avant fastueux qui coupe
Le flot de foudres et d’hivers;

Une ivresse belle m’engage
Sans craindre même son tangage
De porter debout ce salut

Solitude, récif, étoile
A n’importe ce qui valut
Le blanc souci de notre toile.

Stéphane Mallarmé y el hermetismo · El sexo de los libros ...